Me levanté de la cama
y había soñado con un
lindo amor y enjaezé
mi caballo hacia frio.
Me había abrigado me
coloqué mi sombrero y
salí a caballo me dirigía
al mar a cruzar el océano.
Mi caballo me adivinaba
quería ir a ver a mi amada
y en sus ganas de llevarme
no corría parecía que volaba.
Más a lo largo del camino
no sé qué había pasado, el
caso es que dos alas había
logrado ya volaba y además.
Una recta entre dos puntos
trazaba que milagro al
cruzar ya en la playa sus
alas guardaba y corriendo.
Como si fuese incansable
a la Tacita de Plata llegaba
mís Buenos Aires soñados
allí estaba mi linda amada.
Que alegría que emoción
frente a mí estaba mi Amor
sus ojos de alegría dos lágrimas
soltaron su corazón latía.
Su amor al fín había llegado
ya jamás se separarían, se
fundieron en un largo abrazo
y los dos a caballo marcharon.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 02-02-2016.
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