Era voluntad, divina, que yo
repartiese, amor y me puse a
la tarea, en un transporte,
volador, que caminaba, en el
viento.
Cual, platillo volador, bajando
a ras de suelo, para sembrar,
paz, bondad y amor, angeles del
cielo mandó, me lo pusieron tan
fácil.
Que enviaban lluvia,luz y calor,
así la simiente, prendía, como
la llama, de amor y los campos
florecian, perfumados, por la
gracia, de Dios.
La cosecha, granaba toda, con
el germen del amor y exportábamos,
cariño, alegria e ilusión, qué
bonito se veía, un gran prado de
color.
Las montañas, se adornaban, con
guirnaldas de color, las buganvillas,
se alzaban, como la mas hermosa,
flor, el mundo volvia al amor, era
un mural precioso, digno del Creador.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 31-01-2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios.