Tuve un gran amigo que la padecía y
fuimos tan amigos que murió cuando
veniamos en su coche de echar comida
a sus gallinas, cuando las hubo
atendido.
Me dice qué malito me he puesto, le
dije quieres que conduzca yo, ya no
dijo nada, fueron sus últimas palabras,
no sé como llegamos al centro médico,
paró en la puerta.
El coche se caló, su urgencia era
llegar, entró corriendo y en la
puerta de urgencias, fulminado cayó,
Se me acababa de ir mi mejor amigo,
tenia un gran corazón.
Nunca te olvido Pedro, hacía un mes
habia muerto mi esposa, recuerdo me
decía, tú que tienes buena labia,
cuando vayas a Madrid, tráeme una,
aunque sea para los dos.
Era soltero y los hermanos al ir a
hacer la declaración, de herederos
me pidieron si podía acompañarles,
recuerdo que al declarar, la jueza
me pregunta.
Sabe si podría tener algún hijo, mi
respuesta fué, la garantizo que nó
era mas corto que las mangas de un
chaleco y la referí mi anédota, de
Madrid, aunque sea para los dos.
tráete una.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 29-10-2017.
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