parajes, recorre los montes y
hermosos lugares, escudriñan todo
con su fabulosa vista, buscando
alimento.
Que en su nido esperan dos aguiluchos,
tambien su pareja, reparten trabajo
mientras uno busca comida, la otra se
encarga, de darles calor y limpiar su
cama.
Y a medida que crecen siendo tan voraces
devoran comida en grandes cantidades,
mas pronto se visten de hermoso plumaje
y salen a entrenar sus alas suaves y van
aprendiendo.
A cazar de sus padres y así poco a poco
se ganan su sustento, hasta estar bien
preparados, para empezar su ciclo de
nuevo, cazando alcanzan velocidad de
vértigo.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 28-08-2014.
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