jueves, 1 de febrero de 2018

Una alondra a visitarme vino

Conocía mi aficción a los trinos,
y segura que los suyos me iban a
gustar, paró en mi ventana y se
hizo notar, su garganta vibraba.

Las aves que pasaban, paraban, no
importaba, si eran alondras, o
eran ruiseñores, paraban mirlos,
toda clase de pájaros, cantores.

Pronto se formó un elenco que para
mi quisiera yo, parecía una orquesta
muy especial, pero los oidos que
hubieron sido invitados, jamás algo
tan sublime.

Habian escuchado, todo ser que asomaba
sin lugar a duda, allí paraba, se
hicieron comentarios, los entrenanará,
cosa tan preciosa, jamás creí llegar a
escuchar.

De pronto ví que se asustaban, una
rapaz a gran altura, sus alas cercenaba
abrí la ventana e invité a pasar y
todas entraron, su concierto querian
completar.

El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 01-02-2018.


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