Siempre que eso ocurre, el agua
vuelve a su cauce natural, es
algo que suele suceder, de forma
infalible, hasta en el amor.
Cuando, un amor has tenido y un
vendaval ha venido, se lo ha
llevado, al ver que se ha perdido,
busca sin cesar su cauce, hasta
encontrarlo.
A veces suele haber, nubes y tal vez
tormentas, pero es ley de vida, que
tras la tormenta vuelve la calma,
acaba saliendo el sol y el arco iris.
Que nos dice, hay alegría y amor,
mi pecho se regocija al verlo, es
señal, instaurada por el Creador,
los campos fueron regados, ALELUYA.
Si la cosecha fué sembrada, el trigo,
será germinado y el ciclo de la vida,
gira y gira, como una rueda sin cesar,
los campos, se tapizan de verde.
El trigo florecerá, alimentará,
corazones, será separado de la
paja y esta, servirá, para cama
en el establo y la yegua alumbrará.
Un potrillo precioso, que pronto,
en un gran corcel, se convertirá,
haciendo con su trote, las delicias
de todos, Él nos alumbrará, el amor
reinará.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 15.10.2016.
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