Cada día de mi vida, me dedico a
repartir, durante unas horas, mi
cariño y amor, lo cuelgo en las
ondas y en aquellos sitios, donde
llegar os pueda.
De mi pecho sale un manantial, al
que todo necesitado de sed, pueda
acudir a beber, del agua milagrosa
del amor, que como el aroma de la
rosa se desparrama.
Se coge a las alas del viento y
enganchado en ellas, recorre sin
lamento y con orgullo el murmullo
de las olas, formando sinfonias
de amor y alegría.
Quiero llegue hasta tí, quiero
hacerte sentir, alegria, cariño
y amor vida mía, que nunca te
sientas sola y si soledad sientes
acude al murmullo.
De las olas, piensa en ser feliz,
que estamos haciendo un camino y
como le ocurre al peregrino, al
llegar te sentirás feliz, no lo
pienses, vive amor.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 17-10-2017.
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