en mis brazos tu te echabas, en mi
corazón te anclabas, despertaste en
mi la ilusión y tu amor echó raices,
en mi corazón.
Paradojas del destino, rompiste aquel
sueño, destrozaste mi corazón, creí
seguir soñando y en pesadilla se
rompió, mi corazón sangra, no logro
desaraigar.
Aquella tormenta que arrastró, lo que
confiaba, era un grato amor, más la
dura realidad me hizo comprender, me
habias cambiado por otro que acababa
de enviudar.
Gracias por tu entrega algo me enseñaste
pero no te dolió, traicionarme, huiste
de mi como si apestado, fuese, la vida
tiene al igual que las rosas, sus duras
espinas.
Te deseo seas feliz, no quiero sufras mal
alguno, pero lo que si te agradezco, es
me enseñases, tu crudo despertar y en el
duro caminar, espero haber aprendido, que
no siempre hay que confiar.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 26-10-2017.
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