El calor frenaba mis pasos,
el premio era el amor, una
flor que allí florece, en lo más
alto, perfumando, todo el valle.
Dicen en el lugar, que quien la
consigue, amor no le ha de faltar,
pero no todos son tan afortunados,
que hasta allí, logran llegar.
Las fuerzas ya me fallaban, una
ancianita apareció, de dulces
facciones, tez preciosa, la Virgen
me pareció, clavé mi rodilla en tierra.
La luz la iluminó, era Ella, con su manto
de amor, lleno de estrellas y el aura me
deslumbró, con voz de amor me susurra,
no cejes en tu buscar, busca amor, no
desesperes.
Que en el buen camino estás, los que
eligen ese camino, seguro que llegarán,
dile a todo el que encuentres, que ese
es el camino, que tienen que buscar.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 07-08-2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios.