jueves, 17 de agosto de 2017
Los deseos en la vida
Pocos son innecesarios, más la mente,
nunca olvida, la ponemos a volar, por
el mundo de los sueños y si la dejamos
suelta, vuela y vuela sin denuedo y
sin parar.
No hay cansancio en el deseo, ni olvido
ni desenfreno, cuando un capricho aparece,
lo queremos lo queremos, si se lo compró,
el vecino, yo quiero otro coche nuevo.
A ser posible mejor que el suyo, porque
no quiero ser menos, los deseos nos
arrastran, a veces a ras de suelo, sin
importar, donde nos lleva, hay que
pensar, pensemos.
Desnudos venimos al mundo, por mas
ropajes y joyas que llevemos, no
a cambiar el destino, recordad los
faraones, comidas, esclavos y joyas
llevaban.
De qué les servía, de nada que su tumba,
perturbaran, hay leyendas increíbles, a
todos nos atrae, el lujo que estos se
gastaban, más una cosa hay cierta,
desnudos vinimos.
Para ese viaje no hace falta equipaje,
tan solo se nos pide, haber la vida
vivido, con sensatez y amor, siguiendo
todos y cada uno, los mandamientos de
Dios.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 17-08-2016.
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