miércoles, 30 de agosto de 2017

Subí a buscar tinta a lo alto la montaña

Pero esa tinta especial, que llegase
a tu corazón, para esculpir palabras,
que lo inundasen de amor, e impregnado,
lo dejasen, con la sangre de mi corazón.
Quiero mitigar ese dolor que a mi pecho,
llega, deseo, saber, si lo haces, por qué,
por despecho, ignorancia, o falta de amor,
cuando me pones un velo, escondiéndome.
Acaso te avergüenza, sepan, que bebes
de mi amor, puro y cristalino, como la luz
del sol, que nos alumbra, como el agua
del manantial, que recorre mi pecho.
A veces ignoramos, a drede, escondemos
y humillamos al ser, que nos calma la
sed, misterios de la vida, vericuetos del
amor, sin pensar si sangra, su corazón.
Soñé un amor limpio y puro, pasear de tu mano,
el resto de mis días, luciendo orgulloso amor,
sin pensar en el mundo, ni en las terribles,
consecuencias, ni en la necesidad de esconder,
eso tan maravilloso.
Amor si escondemos, no lo sentimos puro,
disentimos, yo si entrego mi amor, lo hago,
porque, de mi corazón brota, con la fuerza
que brota el agua, del manantial puro y
cristalino, que busca el río.
Recorriendo orgulloso, su cauce, hasta
encontrarlo, reflejando en sus aguas,
bajo la luz de la luna, con manto de plata,
invitando a beber con su murmullo a todo
el que tenga sed.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 30-08-2016.

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