miércoles, 23 de agosto de 2017

Hubo una vez un hombre que caminó y caminó

Y a lo largo de su vida de todo
encontró, pero lo mejor que
tuvo, fue un gran amor, si un
gran amor, voló tan alto, que
la redondez, de la tierra vio.

Privilegios de la vida, también
otros transitó, no todo fueron
rosas, ni espinas, ni dolor y
conociendo de todo, en una etapa
de su vida.

Su gran amor encontró, fue querido
con locura, con locura de amor,
correspondiendo siempre, lo mejor
que supo y pudo a su amor, su pecho
brotaba.

Un manantial cristalino, que en su
corazón y en su mente, instaló a
su amor, lucharía hasta la muerte,
por defender ese amor, amor puro
y bello.

Como el resplandor del sol, grande
pero delicado,  más que una flor
toda rosa tiene espinas, tambien
aroma y belleza, por conservarla
daria, todo mi amor.

No quiero que languidezca, ni que
sufra, quiero verla feliz, paradojas
de la vida, el final no fue así,
debió ser que ella, no me quería
igual a mí.

El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 23-08-2016.





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