jueves, 10 de agosto de 2017

Salí a navegar un día por el mundo de los sueños


En un barquito velero
el barco que yo más quiero,
las velas eran de seda
las que jamás rasga el viento.

Los mástiles de titanio
el camarote en caoba,
grande más que un aposento
yo dormía plácidamente.

Cuando el vigía avisaba
tierra a la vista una isla,
que al fondo se divisaba
estaría habitada íbamos a
saberlo.

Pues estábamos llegando
a un gran paraíso inmenso,
riachuelos había con cristalinas
aguas amazonas rubias como el oro.

Sus cabelleras brillaban,
la flora era frondosa, con frutas
que despertaban el más grande
apetito ante mis ojos estaban.

Al fondo había una mansión
a donde ir me invitaban, pero
ohhh misterio los hombres,
al desplegar mi vista no se
encontraban.

Me invitaron a comer manjares
desconocidos, aquello me mosqueaba
una vez que cenamos la líder a
dormir, con ella me invitaba,
estando.

Comprometido pues, yo tenía mi
amada, negarme me costaría,
perder mi hombría, con jolgorio
lo anunciaban, menos mal qué
era un sueño.

El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 10-08-2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios.