Abramos los ojos, comencemos,
a buscar, la belleza de la
vida, que aunque pensemos se
oculta, la podemos encontrar.
Una vez que la alumbremos,
brota como un manantial,
con un torrente cristalino,
lleno de alegría y bondad.
Recorre montes y valles, les
canta a las olas del mar, su
melodÍa, se oye, en el más
recóndito lugar, de pronto,
emerge.
Con grandiosa claridad, es
una ola que suena, desde
lo más, profundo del mar, con
tal sintonÍa y belleza, que
que sirenas y peces.
Se paran a escuchar, si a tu
alma llega, no es casualidad,
es que un torrente, de amor
en tu pecho, se acaba de
instalar.
Deja que todos disfruten, esa
dicha sin igual, reparte amor
en la vida, que no hay nada,
tan hermoso, que tú puedas
disfrutar.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 14-11-2016.
Agustín Recio Borreguero, Copyright,
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