CERRÉ MIS OJOS VI SU MIRADA
Que me decía, ven a verme,
necesito tu compañía, estoy
solita, pasé por la ducha
me puse decente y la fui a
visitar.
Llegué a su casa, cena había
preparado, no lo iba a hacer
sola, me sentí agasajado, en
la terraza cenamos, hacia
fresquito.
Corría aire, después del día,
el paraiso parecía, cuando
por medio hay amor, una sonrisa
te sabe a beso, sus ojos la
brillaban.
Como dos luceros del alba, sin
hablar yo oía te quiero vida
mía, la estreché en mis brazos
la dí un beso, los suyos me
supieron a cielo.
Qué aroma que dulzor, estaría
soñando pero no, era real mi
amor, que a mi lado se encontraba,
llenándome de caricias a las
puertas del cielo estaba.
Llegó el momento de la despedida,
salimos a la puerta y antes de
abrirla, como dos adolescentes en
en un abrazo nos fundimos los
dos.
Ya abrió y nos despedimos fué mi
regalo de amor, qué felices nos
sentíamos los dos, nada se puede
comparar al amor, sobre todo si
te sale del corazón.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 02-05-2017.
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