Nos vamos haciendo mayores
empezamos a sentirnos como
muebles arrinconados a ver el
abuelo, las antenas empinamos.
Se hacen comentarios del abuelo
y te saben como dardos, no pretendas
justificar nada, tienen su versión de
todo, por supuesto no coincide con la
tuya.
Las épocas han cambiado, nos criamos
de una forma, que para nuestros hijos
no deseamos, les dimos dedicación,
también esfuerzo y trabajo.
No siempre lo reconocen para eso los
trajimos es nuestra obligación, diferencias
del pasado, ellos creen que lo que son,
es por su cara bonita y que nacieron en
el bazar de la abundancia.
A veces son infelices, les parece poco lo
logrado, la culpa creen que es tuya, no
saben lo que hemos pasado, tal vez no
sembramos bien, te ibas a trabajar de
madrugada.
Los niños dormían, cuando volvías ya
estaban acostados, hablas con personas
de tu tiempo, presumen de lo que a los
suyos, les han dado, mi hijo es coronel.
Pero no le ves con el, puede no le dé
categoría, es un retazo de la vida, no me
hagáis ni caso, cascarrabias que me he
vuelto, son cosas del pasado.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 06-06-2016
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