viernes, 30 de junio de 2017

Las alforjas de mis sueños

De niño en mi casa había un desván
y anoche, subí a él, lo encontré
tal y como estaba, allí había un
baúl con más años que la casa era
de madera.

Forrado de cuero, la tapa tenía el
cuero roto y revirado, pero lo
abrí y allí estaban, que diréis,
las alforjas de mis sueños, relatos
de mi niñez, las cogí y me puse a
curiosear.

Estaban todos, eran fiel relato de
mis ilusiones, comienzo a leer en
una al azar y me encuentro, mis
carreras con Pepi, era mi niñera
y a la hora de irme a la cama, me
tenía que llevar a cuestas.

Además la decía tienes que trotar
como un caballo y así lo hacíamos,
pero un buen día sucedió que se
puso enferma y vino a sustituirla
por unos días su hermana.

Tenía diez y ocho años, exuberante
a tope, por la mañana, viene a
levantarme y me dice vamos, a hacer
la cama.

Me tienes que ayudar y me dio mi
primera clase de anatomía femenina,
yo pendiente de si venía mi padre
y ella diciéndome no tengas prisa.

Vamos a jugar un rato, que miedo si
nos pillaba mi padre, pero la vida
tiene estas cosas y en tema de amor,
lo que no sabe uno se lo enseñan,
acabas despertando al amor.

El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 08-06-2016.

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