nidos, pero no para, interrumpir
la misión que tienen encomendada,
trato de encontrar, uno especial,
el de los sentimientos.
A buen seguro, que hay infinidad,
de ellos, tantos como corazones,
quiero, hurgar,comprobar y entender,
donde están los mas sagaces.
Se que en los mayores, hay cantidad,
experiencia, en muchos casos, bondad,
pero les falta inocencia, esa que veo,
en los niños, esa que encuentro, en sus
corazoncítos.
¡Que belleza! Cuanta sagacidad, como,
desarrollan su inteligencia, a mi me dejan,
muchas veces perplejo, tengo el placer,
de tener, una amistad, que cada fin de
semana.
Me vienen a visitar, una familia,compuesta,
de tres miembros, la abuelita, la mamá y
la niña, las dos primeras llenas de bondad,
pero la niña, rebosa ingenio, es un manantial,
de sagacidad.
La encanta jugar conmigo, cinco añítos,
de alegría, ingenio y sabiduría, la digo,
cuando quiere, la dé algo, a cambio de
que te lleves a tu madre y me dejes a la
abuelita.
Me responde airosa, bueno ya veremos,
pero dame lo que quiero, la insisto, me
tienes, que dejar a la abuelita, me contesta,
bueno si quieres, te la dejo, para que vayas
a casarte con ella.
Pero luego me la tienes que, devolver,
duermo con ella, me lleva al colegio
y es la que me va a recoger, es mía,
te casas con ella y me la devuelves.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 11-05-2016
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