Hubo un joven que sembraba,
flores para entretenerse
y de pronto llegó un día,
que empezó a tener flores,
muchas.
Tantas y con bellos colores,
que dijo son dignas del Señor,
y cortó tal ramo de ellas,
que pensó ¿ donde llevarlas.?
Cada día en un cubo no cabían,
a un convento de clarisas,
que, en su ciudad, había
en su ciudad, la mandadera
toda contenta.
Salia corriendo a buscar
a la madre Superiora, a
comunicarle el evento, ella
toda contenta, dijo gracias
Dios.
Pero al día siguiente se encontró
que las flores se multiplicaban
de forma tal que otro cubo llenaba
y al convento lo llevó, al verlo
la mandadera.
Corrió llena de gozo y a partir
de ese momento, cada dia, al
verlo aparecer, cuando llegaba
salia gritando y decia: Madre
el Señor de las Flores.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 07-01-2017
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