Estaba comenzando a granizar, una
mujer, pasaba y no encontraba
donde refugiarse, en ese momento
un caballero surgió, venía de la
casa.
Al verla amablemente salió, con un
paraguas y la invitaba a pasar, no
lo conocía, más su semblante era
de todo un señor, por favor pase
ella se decidió.
Su invitación aceptó, un café
calentito, la hará recuperarse
el momento, comenzaba a entonarse,
al dejar el café, ganas la dieron
de abrazarse a él.
Años ha que ambos, habían enviudado
al justificar su soledad, se lo
había confesado, a ella por su
mente, se le había pasado, veía una
oportunidad.
Ese hombre podría, ser ideal para
hacerla volver a un nuevo
sueño de amor, estaba segura, le
empezaba ya a querer, cerró sus
ojos y al abrirlos.
Comprobó, el la ofrecía sus labios,
ella los aceptó, los dos probaron,
las mieles del amor y en un sueño
abrazados, se encontraron los dos,
así es el amor.
El Ruiseñor.
Agustín Recio Borreguero, Copyright, 07-07-2017
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