miércoles, 19 de julio de 2017

Un pajarito vino volando

 Debía venir de muy lejos llegaba
extenuado, el calor y el largo
viaje, lo hicieron así llegar, lo cogí,
derrotado, le di agua y comida,
parecía resucitado.

Cuando recuperó fuerzas, canto todo
emocionado, en su canto adivinar
pude, me decía la vida me has salvado,
le abrí la ventana, marcho meciendo,
sus alas al viento.

Tenia prisa y el temor, de que su
nidada, se hubiese malogrado,
salio a buscar comida, con la hembra,
les había dejado, gracias al cielo,
había sido auxiliado.

Era un ruiseñor, trinaba como un
barítono y daba notas de tenor,
me sentí contento, sus trinos a
mis oídos habían sonado, como
música divina.

Cuanto tiempo había pasado, desde
que se fueron, no los había olvidado,
había pasado tanto tiempo, que al
oírlo me dije, del cielo me lo han
enviado.

No paró ahí la cosa y una mañana oí
en mi ventana, trinos de ruiseñores,
alegres y juguetones, querían despedirse
antes de partir, abrí mi ventana y
pasaron.

Les obsequie un buen baño, les puse
comida y agua, contentos y repuestos
se marcharon, más antes de irse me
dijeron, lo que hiciste por nosotros,
no lo hemos olvidado.

El Ruiseñor.

Agustín Recio Borreguero, Copyright, 19-07-2016.

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